lunes, 30 de septiembre de 2019

VIVIENDO EN BELIZE

Esta es la continuación de una entrada anterior llamada "Belize in One Month". Actualizando un poco, al momento, ya llevamos aproximadamente 18 meses acá.  Del hotel nos pasamos a un departamento en un edificio llamado La Hacienda, muy amplio, con tres habitaciones, en un tercer piso y frente a un río, con una hermosa vista, al fondo, del océano. Y hace 5 meses nos volvimos a cambiar y estamos en otro departamento más pequeño, de un sólo dormitorio, sin balcón, pero también con vista al mar desde las ventanas, y lo que me gusta más es que tenemos una grande y hermosa piscina, gimnasio, y sobretodo la llegada al condominio en carrito de golf es menos dolorosa.  Lo que sucede es que las calles acá no están pavimentadas, por lo que parece que estuviéramos paseando por la luna pero con gravedad, y estos carritos tienen cero amortigüación así que se imaginarán el abuso a la columna vertebral. Así que acá estoy más contenta.

No pensamos quedarnos por tanto tiempo, pero fue necesario por el trabajo de Patrick, tal parece que las negociaciones para la construcción de un hotel no son tan sencillas. En todo caso, no hemos estado los 18 meses de corrido. En Marzo nos fuimos a Miami Beach y se podría decir que vivimos allá por 3 meses. Lo hicimos porque sufrimos de algo llamado "Island Fever".  Les daré mi definición experta de ese autodiagnóstico haciendo uso de un lenguaje más coloquial y propio de los guayacos, y sería la siguiente: ¡Estar hasta la coronilla de estar en una isla! Y no es queja, tenemos mucha suerte de estar acá, pero puedo recomendar con conocimiento de causa, que si alguna vez les toca vivir en una isla, salgan de vez en cuando y vean un poco de civilización; eso ayuda a mantener la mente más clara y sana.  Afortunadamente, en Belize no te permiten quedarte más de un mes, por lo que obligatoriamente teníamos que salir. Esto nos permitió visitar México, EEUU, Canada, Nicaragua, Panamá, Honduras y Ecuador durante el tiempo que hemos estado acá.  Lo cual nos ha mantenido muy activos y a mi feliz, pero también ansiosa ya que por mucho que me gusta viajar, también pertenezco al selecto club de los "Avión-fóbicos".  Pensé que éramos pocos, pero este fin de semana un valiente aceptó su fobia y la publicó en Twitter y pude ver en los comentarios que somos una gran comunidad.  En todo caso, eso no me detiene para viajar, sólo tengo que abrocharme bien los cinturones (metafórica y literalmente).

Sobre San Pedro puedo decir que es un tesoro del Caribe que necesita una mejor administración. Tiene un mar turquesa que te deja sin aliento, una arena blanca que te invita a sentirla y a acostarte sobre ella, la pesca, el buceo, los paseos en bote, todo es parte de su atractivo. Es un destino turístico que requiere un mejor cuidado, empezando por la pavimentación de las calles y la limpieza de la ciudad. Al vivir acá le he tomado mucho cariño, y me gustaría ver un cambio en ese sentido, pienso que ayudaría mucho a las personas locales, a que exista mayor inversión y por ende más trabajo para ellos.  Algo que me gusta mucho también es su comida, tienen tanto influencia latina, como caribeña. En cada restaurante no pueden faltar:  rice and beans (arroz con coco y frejoles negros), con coleslaw (ensalada de col y zanahoria), plátanos o maduros fritos y pollo o pescado (generalmente red snapper). También son muy comunes los conch fritters (que son empanizados fritos con concha), el chicken stew (que es un estofado con pollo con una salsa que me recuerda a la del seco), el ceviche, los fry jacks (es pan hecho en la isla en forma de empanada), las tortillas y tacos (se ve mucha influencia mexicana), el jerk chicken (pollo con salsa picante de chiles habaneros y ajo). Este último tiene un delicioso sabor (al igual que los otros platos que mencioné), pero me tuve que tomar un litro de agua por el ardor en mi boca. No soy de mucho picante al parecer.  Y hablando de comida, me sorprendió saber que hay más de 200 restaurantes en San Pedro, no parecería puesto que el pueblo no es tan grande, pero así es. Aunque ahora que estamos en temporada baja (desde Agosto a Octubre), la mayoría cierra sus puertas por lo que es bueno saber cocinar.  Por si acaso, eso hemos hecho desde que vivimos acá, no es que salimos siempre a comer fuera, ya que no es nada barato vivir acá. Al ser un lugar turístico lógicamente todo es caro, hasta la comida del supermercado, donde debes ser cuidadoso al comprar porque hay muchas cosas expiradas y escasez de vegetales y frutas frescas. Algo que contribuye a nuestro "Island Fever".

En conclusión, sí recomiendo San Pedro para visitar, es perfecto para quien quiere salir de la civilización por un tiempo y comer rico en una isla Caribeña desde donde puedes también viajar a otras islas cercanas y a bajo precio.  Nosotros estaremos acá un tiempo más, saliendo cada mes como hasta ahora lo hemos hecho, y con planes de mudarnos el próximo año si Dios así lo quiere, talvez nuevamente a la "civilización".