miércoles, 22 de enero de 2014

2014 y La Rutina



No cumplí con escribir antes de fin de año como imaginé que lo haría, pero no hay problema, ya me pongo al día.  Fin de Año fue bueno, con la familia como es de suponerse, farra a lo grande y la comida con las mismas características.  Hoy es mi último día de vacaciones del trabajo que tengo en las mañanas, en la tarde no he tenido aún vacaciones, y no ha cambiado tampoco mi rutina, voy al consultorio por el mismo camino de siempre, espero la llegada de los pacientes, los reviso, converso con ellos, les doy su prescripción, agradecen (algunos), pagan la consulta, entra el otro paciente, y repetimos la misma historia. Eso en general, es lo que hago todos los días, incluídos los fines de semana cuando se da el caso. 

Cuando pienso en como lo describo, parece un poco aburrido, pero no lo es, ya que no se puede tomar como rutina el ver todos los días a personas distintas, con distintos problemas, conocer a su familia, conversar no sólo de su enfermedad, sino también de su entorno, trabajo, planes, preocupaciones, dudas, entre muchas otras cosas, y sentir que he podido llegar a ser quien los escuche, aconseje o trate de buscar una solución junto con ellos si es necesario.  Hay días en que no hay muchos cambios, es cierto, pero yo me siento afortunada, veo crecer a mis pacientes, y veo crecer a sus padres también.  Me explico, ayer por ejemplo, vi a una niña que ya tiene 6 meses, y la conocí desde su nacimiento,  desde la primera consulta fui testigo de la ansiedad de sus padres (los cuales siempre iban juntos), su escepticismo, cuestionamientos sobre la lactancia, los ruidos raros para ellos, sus reflejos, llanto, y todo aquello que es nuevo y atemorizante, sobretodo para padres primerizos. Y mes a mes he podido ver su evolución, refiriéndome a los padres,  ya la madre puede visitarme sóla, se encuentra serena, sonriente, con menos preguntas, más seguridad, juega con su hija en el consultorio, y se va tranquila y contenta. Esto que menciono puede parecer pequeño, ya que sólo es verlos crecer y explicar a los padres todo lo que he aprendido de los libros, artículos y en las experiencias que afortunadamente he tenido. Pero no es tan sencillo como parece, pienso que podemos investigar mucho, y llenarnos de ciencia, pero nadie nos enseña a hablar con la gente, y llegar a ellos, al menos yo no lo aprendí de ningún libro, sólo lo aprendí con observación silenciosa, escuchando, preguntando y con paciencia (esto último fue lo más difícil porque se me había negado esa virtud, pero la reclamé, y la he ido obteniendo poco a poco).  Esa evolución de la que hablo no sólo es de ellos, sino también mía, ellos son mi formación diaria, quienes me ayudan a ser mejor, y si son pacientes difíciles, con más razón, mientras más difícil el paciente, más crezco yo.

Y con ese pensamiento empezamos el 2014, y a seguir progresando :).

HOY

Este poema se llama HOY, pero fue un hoy de hace muchos años:

Hoy desperté y miré por la ventana
Sentí algo diferente, vi más clara la mañana,
pensé en el momento en que todo cambió,
si todo era perfecto, al menos eso creía yo.

Pero todo me decía que algo nuevo apareció,
tal vez era un sueño, o tal vez una ilusión,
más, pronto me di cuenta de que esto era real,
y sonreí porque te vi a través del cristal.

Y eres tú la respuesta a mi previa interrogante,
el que abrió mi corazón y mi alma en un instante,
el que sabe lo que pienso con tan sólo una mirada,
el que nubla los problemas con tan sólo una llamada.

Así la vida es fácil cuando estoy contigo,
es disfrutar cada detalle y sentir que no hay vacío,
es tomar las cosas malas y lanzarlas al mar,
como un mundo nunca visto, es difícil de explicar.

Es casi utópico tener lo que nosotros tenemos,
esta complicidad que sólo tú y yo entendemos,
es un nivel más alto en el que nos hallamos,
en fin, lo que importa es que nos encontramos.

TARDE SIN SOMBRAS

Esta es otra historia de mi cuaderno:

Fue en esa tarde sin sombras
donde te vi por segunda vez
con las letras de un autor entre tus manos
y tu mirada tan clara como tu tez.

Caminantes solitarios, caminantes alejados
que se quieren volver a acercar
un camino... y ese lugar familiar
que les permitió de nuevo volar.

Fuimos así, tomados de la mano
por una ciudad, una playa, una isla
y a la cima de una montaña llegamos
al juntar nuestros cuerpos y nuestras caricias.

Aunque no pudimos ver las estrellas
las constelaciones pude ver en tu espalda
la luna iluminó las noches más bellas
y el sol nos acompañó desde el alba.

Tras medio mes de aquellos momentos
Dos islas distantes volvimos a ser
siendo la hora de nuestro encuentro
mi amanecer y tu atardecer.

Ahora en mis sueños regreso a esa tarde
donde te busco y encuentro una salida
pues en ese día sin sombras
ya no habrá una despedida...