miércoles, 30 de noviembre de 2011

La Pared



He decidido dedicar este espacio a mi pared emocional, esa que se eleva cada vez que me siento vulnerable y que siento que esa vulnerabilidad está siendo abusada, que se eleva al sentir que no vale la pena haberme mostrado un poco más cada vez, un poco más cariñosa, un poco más celosa, un poco más crédula, un poco más ingenua, un poco más infantil, un poco más enamorada, un poco más de mi.  Esa pared está siempre presta a volverse a levantar, a veces lo hace con pocos ladrillos, pero otras veces se reconstruye súbitamente, con doble capa de cemento y hasta pintura satinada.  Debo confesar que me he aferrado mucho a ella, y siento que debo tenerla siempre a la mano. Esa pared testaruda que a veces ha logrado que me aleje indefinidamente sin mirar atrás.  Hasta ahora no se va, es mi fiel compañera, y creo que no se irá hasta que, con sabiduría, conozca y reconozca al carpintero profesional que la sepa derrumbar.  Lo que quisiera evitar es que se equivoque y el carpintero pase sin ser reconocido... pero es mayorcita, ella puede hacerlo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario