jueves, 16 de febrero de 2012

AYER EN SAN VALENTIN (PARTE DOS): TRABAJO, MUSICA Y AMOR


Bueno ya el título no debería ser ayer, sino anteayer, pero está bien, sólo ha pasado un día.  Yo pensaba que si me tocaba estar con pareja mis San Valentines serían muy comunes, con una cena, regalitos que van y vienen, invitación a algún evento, salir con él y amigos, en fin, como dije comunes.  Pero nunca imaginé ir a un concierto y que sea mi pareja la principal atracción.  Supongo que eso sucede cuando tienes un novio músico y además profesional, así que no debería extrañarme, pero no deja de ser inusual (en el buen sentido de la palabra).
Antes del concierto mi día no fue del todo acogedor, más bien fue bastante ajetreado y tenso. Desde hace una semana tenía hospitalizada a una paciente de dos años de edad, la cual había evolucionado muy bien por lo que mi plan era darle el alta, lo cual coincidentemente sería a la vez un fabuloso regalo de San Valentín para sus padres, pero esa intención fue frustrada cuando el examen de sangre que le mandé a hacer seguía alterado así que tuve que esperar un día más.  Por ahí empezamos mal y comenzó mi dolor de cuello, sobretodo al ver la cara de decepción y desesperación de esos padres que querían irse pronto a su hogar.  Un hogar que hasta hace un año y medio era en una cabaña en una montaña cerca de Quito, donde bebían agua de riachuelo que caía filtrada cerca de su casa, y donde comían queso, leche y carne de cabra que ellos criaban. Obtienen ingresos dando clases de parapente, yendo de ciudad en ciudad, de país en país, viviendo la vida como les va llegando, con dos niñas y otro en camino.  A su primera hija la tuvieron en la selva amazónica de Brasil, los atendió una curandera indígena la cual le enseñó ese arte al papá de la nena para que en la siguiente ocasión lo haga él.  Y asi fue, la segunda niña nació en su casa, atendida por su papá y otra señora de asistente, nada de medicinas, nada de médicos, sólo ellos y la naturaleza. Desde que los conocí pude darme cuenta de su transparencia y me simpatizaron en un instante.
Luego de dejarlos tristemente esperando el día para poder irse nuevamente a su campo, tuve que ir a un congreso de Pediatría virtual en la Clínica Kennedy.  Ahí la verdad no pude prestar mucha atención a las charlas, que para colmo a veces se quedaban en silencio o la imagen quedaba congelada, fallas de la tecnología, y pensaba, la próxima vez que un laboratorio me quiera "hacer el favor" de auspiciarme para este congreso le diré que no gracias, a menos que me envíe al congreso "per se" en Miami, para ver y escuchar las conferencias como debe ser (es que ya van dos años de esa invitación, ya es hora de que me la hagan bien pues).
Después al consultorio, que como era de esperarse en un día como este estaba lleno de pacientes. Posteriormente salí al otro trabajo que se encuentra en una empresa, pero esta vez mi camino fue interrumpido por algo: mi novio había dejado su saco en mi casa y no podía tocar sin él, y no tenía como irlo a ver ya que pronto tocaría, así que con esa noticia se acrecentó mi dolor de cuello, inmovilizándolo un poco más y con todo eso me fui volando a la hora pico, con la selva de carros, hacia mi casa. Esa gracia me duró una hora.  Ya para esto estaba con el genio en su punto, llegué tarde a mi otro trabajo, como era de esperarse, atendí a mis pacientes,  y al terminar tuve tiempo de ver mi correo electrónico.  Y me alegro que lo vi porque pude leer un mensaje de mi novio diciéndome lo agradecido que estaba de mi detalle de esta mañana, y lo feliz que está de poder pasar este San Valentín con la mujer que ama, esas pocas palabras borraron todo lo que pasé en ese día y con una sonrisa se me aflojó la contracción cervical.
Cuando ya era la hora de salida,  me trepé al carro rápidamente con muchas ganas de verlo y deleitarme escuchando la música que tocaría con sus otros amigos músicos en el Centro de Arte,  en su concierto llamado "Serenata Romántica" (un poco predecible el nombre pero apropiado para la ocasión).  Y la gran sorpresa de la noche fue su canción, la que había estado preparando con tanto afán para poder hacer el estreno esa noche y dedicármela al frente de todo el público conocido y desconocido.  Esa fue una maravillosa sorpresa y convirtió ese San Valentín en uno que jamás olvidaré...

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